Creo que mis ideas
hicieron fugazmente las valijas
y se hicieron dicho y hecho,
poniendo en peligro
una muestra de respeto
y toda mi entereza.
En tu cara ya ni soy,
no existo en el imaginario
Solo, te lavaste la cabeza.
No me tengas tanto miedo
Odiaría romper tu fuente preferida,
la que sirve el néctar
al cual te acostumbraste.
Casi cuatro años de consumo,
olas de humo inmerso
en tu mar de néctar,
feliz,
complaciendo y dejándote querer.
Ya ni se
si cambió algo,
o seguís
en aquél
cielo
De plácidas nubes.
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