Conociendo de a poco las ciudades
haciendo y siendo parte
del folklore cotidiano,
la rutina y algunas otras cosas más gratas, incluso,
caminamos todos como hormigas
vehiculizadas por su impulso depredador
de hojas plenas en verde,
yuyos, flores y pasto.
Lo hermoso de todo es poderse detener a preguntar
¿Para donde vamos?
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