sábado, 30 de junio de 2012

Dejar la casa que te alberga

Sensaciones adolescentes invaden de nuevo
desesperación, dudas.
Yo qué sé si realmente esto es lo mejor, lo más sano.

De a ratitos quisiera ser Platón o Aristóteles
para que entiendas lo que digo o realmente lo intentes
y te den ganas
de Sumarte en el viaje, de jugartela.
 ¿Por qué una vez
pusiste todo eso en mi?
sobre mis hombros,
 una imagen enorme
 de belleza intangible,
 prohibida y etérea.

Correría hasta encontrarme
hasta encontrarte a vos fundido
en ésta piel sangrante de secretos,
en un cielo tres veces negado
por acuarelas mojadas en la lluvia.
Ya se inundó la casa que te alberga,
y deja de alcanzarte su resguardo en la tormenta.

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