Fragata Sarmiento huele a café, radio y debates futbolísticos.
Dos tipos jugando al ajedréz se declaran la guerra pasiva que trae la edad, , trasgresores en la estrategia de las vidas agotadas.
En Fragata Sarmiento se toman los café cortados, y se comen medialunas del ayer mientras todo sigue corriendo. Los colectivos no frenan, los semáforos tampoco, rodando la avenida.
En Fragata Sarmiento el frío no se entrega del todo a los viejos que fuman sentados en la vereda mirando quienes pasan.
Por Fragata Sarmiento llega Paco con un disco de Gardel y ahí arranca la pelea maleva.
Fragata Sarmiento queda donde el tiempo se congela y los longevos muerden y arañan las sillas y las mesas para quedarse en la época de sus andanzas.
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