Sigiloso
Almagro guarda secretos
De todo lo que está aconteciendo.
Las huellas de ciertos mortales,
algunos muertos en vida
También de seres
que todavía no se han alienado.
Guardia vieja y Agüero
Entran cuatro cargando instrumentos
Con los ojos más que inquietos,
Enardecidos.
Disponen en su interior
De un manto de inspiración
Que les recubre las entrañas,
las manos y todo el cuerpo.
Aquel manto
lejano al pudor
Los hace mostrar enteros.
Las chicas en rincones se acomodan
Para deleitarse
viendo vibrar a esos hombres
al ritmo de la magia que vomitan,
transpiran.
Ellas los miran fijamente,
deseosas de embriagarse
pronto entre su piel.
Cuando la música termina,
cada cual se hace cargo
de cosechar lo que sembró
con los ojos desde arriba.
Y el que solo termina,
patea a la amarga avenida
suspirando la energía
que la noche le dejó
Así te veo hoy
caminando por Sarmiento
volviendo entre colectivos
a tu vida cotidiana.
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